Hola! Estoy en Villa Amengual, hace unos días salimos de Puyuhuapi, aquí está el post de esos días, espero los disfrutes!
Originalmente teníamos planeado partir de inmediato rumbo al Ventisquero, sin embargo, el pronóstico del tiempo indicaba dos días de lluvia y bastante nublados, razón por la que nos quedamos descansando en Puyuhuapi.
Y no se trata de intentar evitar pedalear con lluvia (cosa que ya hemos hecho), sino que no tendría sentido llegar al Parque Queulat y no disfrutar del Trekking o no poder ver el Ventisquero Colgante. Así que como vamos con tiempo y días de ventaja, preferimos esperar.
El primer día fue de lluvia torrentosa, y como me gusta, la disfrutamos con el calor del resguardo del camping, el fuego de leña y la protección de la carpa, dónde sólo quedaba escuchar la lluvia caer. Sonido que se hacía más intenso en la medida que el viento realizaba su labor. La misión del día: mantener el fuego encendido. A ratos aparecía el dueño del camping, quien con su peculiar personalidad, nos contaba anécdotas e historias de la zona.
Al finalizar el día, no hay nada mejor que estar en el saco, calentito escuchando la lluvia. O no
Al segundo día, un sol entusiasta nos despertaba, y yo me sentía como lechuga en invernadero, así que a pesar de tener la intención de descansar hasta tarde, el sol me saco temprano de la carpa. Cuando me comencé a preguntar ¿Por qué no seguimos pedaleando? La lluvia regresó. Si bien fue menos intensa, iba y venía junto con las nubes que cubrían Puyuhuapi.
Entre las ventanas que nos concedía el clima, aprovechamos de salir a conocer. En éste punto debo hacer un paréntesis temporal que me parece necesario. Y es que en la cuesta moraga nos encontramos con dos chicas, que como nosotros, sufrían desde el inicio de la cuesta. En ese minuto la Dani nos dice: sufro las consecuencias del viajero inexperto al traer equipaje extra (ya con el tiempo le ayudariamos a disminuir sus raciones de comida jaja). Más adelante estaba la Naty, en un pequeño break, quien nos comenta de su pedaleo, que había comenzado en Chaiten. Con Diego continuamos, sin pensar que el viaje seguiría en compañía de las chicas. En Villa Santa lucía y en La Junta, tocó la casualidad de encontrarnos en el mismo camping, y si bien, ellas pensaban partir rumbo a Puyuhuapi un día antes, el viaje quiso que siguieramos juntos.
Ahora, luego del resumen temporoespacial, continúo con el segundo día de descanso en Puyuhuapi. Cómo dije, aprovechamos de salir a conocer la zona, la primera parada (imperdible 🙄) la cervecería! Jaja… Pero Sileno, Dionisio o quién sabe quién, no quiso que tuviéramos suerte en la búsqueda. Nadie acudió a nuestros llamados. Sin que eso nos desanimara, recorrimos la calle principal, compramos lo necesario para almorzar, para continuar nuestro tour en la tarde.
Nuevamente, tuve mala suerte en la búsqueda del Martin pescador, caminamos junto al río que corta Puyuhuapi y desde ahí al muelle. Pero un gran número de golondrinas acompañó nuestra caminata.
Sin duda, es un pueblo lindo, con gente amable, sacrificada y orgullosa de vivir allí. Aquí, haré un segundo pequeño paréntesis, y es que en una de las tantas conversaciones con el dueño del camping (que lamento no recordar su nombre), nos comentó lo duro que fue el estallido social para ellos, sobre un aspecto que es fácil pasar por alto. Y es que a ellos les significo semanas con desabastecimiento, ante la imposibilidad de que los camiones llegaran con víveres. Está es una realidad que nunca había imaginado, la justicia de las demandas hacen olvidar lo que sucede en los pueblos más pequeños y desconectados de las grandes ciudades.
En fin… Luego de dos paréntesis y de dos días de descanso, estábamos con las pilas listas para iniciar el rumbo al Parque Queulat.
Les adelanto que nos fue genial! Así que si quieres ver cómo nos fue en la búsqueda del Ventisquero colgante, no lo dudes y sigue leyendo!
Saludos y suerte en su viaje!
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