Hoy, lamentamos el incendio sucedido en Notre Dame, aquella icónica iglesia que nos recuerda Francia y por supuesto, aquel famoso jorobado creado por la imaginación de Víctor Hugo.

Al ver la noticia sobre el incendio, lo primero que vino a mi mente, es aquel “dato freak” que aprendí cuando tuve el lujo de conocer Francia en mi viaje por Europa el año 2016. Aquello que me quedo grabado en dicho recorrido, fue la vez en que Víctor Hugo salvo a Notre Dame, hace ya 188 años y que hoy comparto con ustedes.

Estatua “charlemagne et ses leudes” (Carlo Magno y sus guardianes), protegiendo la entrada a Notre Dame.

Probablemente no todos hayan leído el famoso libro “Nuestra señora de París” (me incluyo), pero gracias a la magia del cine, más de alguno debe haber disfrutado con el clásico infantil, El Jorobado de Notre Dame. Cual sea el caso, a inicios del siglo XIX en Francia se daba lugar a la famosa Revolución Francesa, y si bien trajo muchos cambios positivos en la política y sociedad que hasta el día de hoy resultan relevantes, también tiene un aspecto negativo en lo respectivo a la conservación del patrimonio.

En este sentido, una de las características de la Revolución francesa, fue la disminución del poder de la Iglesia, con ello, se generó también una destrucción y demolición de edificios e iglesias en Francia, principalmente cuando gozaban de características góticas. Así, el estado de conservación de Notre Dame era bastante paupérrimo y generaba temor –sobre algunos miembros de la sociedad- respecto de su conservación hacia el futuro.

Es por lo anterior, que Víctor Hugo da cuenta de la necesidad de salvar esta obra arquitectónica, a través de su libro “Nuestra Señora de París”. Es así como en 1830, Víctor Hugo comienza a escribir “Nuestra Señora de París”, que sería no tan sólo una excelente obra literaria, sino que, además, un grito de auxilio a la sociedad francesa, para la conservación del patrimonio arquitectónico, en particular, de Notre Dame.

Fotos de mi visita a Notre Dame

Dada la imperiosa necesidad de publicar esa obra, y así proteger a la iglesia de una muy posible destrucción irreparable, es que Víctor Hugo escribe esta obra en tan sólo 6 meses.

De esta forma, en 1831 Víctor Hugo se convirtió en un guardián y protector de Notre Dame, que le dio una segunda oportunidad de lucirse, y convertirse en la iglesia y patrimonio, ya de carácter universal, que hoy conocemos y en lo personal, espero, pueda ser recuperado.

Un abrazo a todos, y termino este post con la siguiente frase, que creo, ilustra de gran forma la importancia que Vítor Hugo le dio a Notre Dame.


“Y la catedral no era sólo su compañera, era el universo; mejor dicho, era la Naturaleza en sí misma. Él nunca soñó que había otros setos que las vidrieras en continua floración; otra sombra que la del follaje de piedra siempre en ciernes, lleno de pájaros en los matorrales de los capiteles sajones; otras montañas que las colosales torres de la iglesia; u otros océanos que París rugiendo bajo sus pies”


Nuestra Señora de París

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